En Carlos Paz Unido, la carrera por la sucesión con miras a 2019 ya se largó

Por Alejandro Gómez

De acuerdo a lo establecido por la carta Orgánica, Villa Carlos Paz volverá a elegir autoridades el último domingo de junio de 2019. Esto es, más precisamente, el 30 de junio de 2019.

Falta una eternidad. O eso parece, al menos.

Pero en política los tiempos que se manejan son muy diferentes y ya hay dirigentes que operan, se reúnen, convencen, tientan, y esbozan acuerdos que les permitan, llegado el momento, consagrarse candidatos con aspiraciones a suceder a Esteban Avilés en el Palacio 16 de Julio.

Tras el arrasador triunfo de Carlos Paz Unido en los pasados comicios, en los que Avilés cosechó más del 60 % de los votos, sería una fija que vuelva a postularse. Sin embargo, la Carta Orgánica lo prohíbe, ya que sólo se permite una reelección y el intendente la está transitando en este mandato.

Así las cosas, hacia dentro de Carlos Paz Unido se abre un panorama incierto respecto a quién será el ‘sucesor’.

Y las miradas se dirigen al oficialismo porque la oposición aun no sale del ‘shock’ que les provocó la paliza electoral.

Sin liderazgos claros, la UCR deberá rearmarse y trabajar para volver a ser una opción de gobierno válida. El Partido Justicialista y Desarrollo y Transparencia también deberán pasar por un reordenamiento, y en esta lista también hay que incluir a Participación y Cambio.

Dentro de CPU circulan al menos cinco nombres de potenciales candidatos, algunos bastante sorpresivos: Walter Gispert, Omar Ruiz, Darío Zeino, Diego Avilés (hermano de Esteban) y Gabriel Acosta. Un escalón detrás aparecen Horacio Pedrone y Rubén López.

Cada uno con sus particularidades. La única coincidencia es que, hoy, casi todos niegan cualquier tipo de aspiración de ese tipo, pero eso no quita que exista un trabajo de posicionamiento silencioso.

El avilecismo, sin candidato

Con la posibilidad de la re-re elección prácticamente descartada (hay consenso unánime entre los distintos sectores políticos en rechazarla), el intendente Esteban Avilés está abocado a la construcción de una imagen que le posibilite llegar al 2019 con estatura de dirigente provincial y, allí, negociar con algún sector. La vicegobernación o una banca como diputado o senador es el objetivo. Para los más ‘incondicionales’, que sea candidato a gobernador no es ninguna locura.

Avilés canaliza esta campaña a través de medios de comunicación provinciales de llegada masiva. A fuerza de una generosa pauta publicitaria, consigue entrevistas complacientes para su lucimiento personal. Y si no, directamente se compra el espacio, como ocurre con la sección ‘Actores para el desarrollo’ de La Voz del Interior. Extender el ‘modelo Carlos Paz’ a toda la provincia es el caballito de batalla con el que pretende mostrarse como el líder de una “gestión comunitaria basada en el diálogo y el consenso”.

Pero a nivel local, y pensando en 2019, el avilecismo no tiene un sucesor claro. En ese contexto hay que leer los nombres de Diego Avilés y Darío Zeino en la lista de los candidateables.

Pensando en cómo capitalizar el 65 % de los votos conseguidos en la elección pasada, a alguno se le ocurrió que incluir el apellido ‘Avilés’ encabezando la boleta no era mala idea. Y surgió el nombre del cirujano plástico. Quizá fue sólo un globo de ensayo hacia adentro que no logró demasiadas adhesiones, pero la posibilidad está latente.

Lo de Zeino es diferente. Llegó a la gestión municipal de la mano de Primero la Gente, pero cuando el acuerdo partidario se rompió, saltó al avilecismo y desde ese momento no paró de crecer en responsabilidades.

Hoy es el secretario de Calidad Institucional, Cultos, Participación Vecinal y Juventud del municipio y, para muchos, el ‘niño mimado’ de Avilés. Lo acompaña a todos lados y sale en todas las fotos. Dentro de CPU algunos lo consideran una ‘esperanza’ a partir de proyección dirigencial. Para otros, directamente es una amenaza.

 

¿Gispert ya tiene la decisión tomada?

Por peso político, estructura y experiencia, quizá el nombre más lógico para suceder a Avilés sea el de Walter Gispert.

El hombre fuerte de Frente Cívico se desempeña como presidente del Concejo de Representantes desde que CPU llegó al poder, a fines de 2011.

En su entorno sostienen que la decisión de ir por la intendencia ya está tomada, y que aspiran a contar con el respaldo de Avilés.

Tiene para mostrar su gestión al frente del cuerpo legislativo, y la única estructura política/militante dentro de la coalición oficialista.

 

¿Y Ruiz?

El actual concejal Omar Ruiz fue, durante el primer gobierno de Avilés, secretario de Calidad Institucional. Referente del ARI, uno de los cuatro partidos que sostienen a CPU, nunca ocultó sus aspiraciones de llegar a la intendencia.

De hecho, en 2003 se fue del radicalismo y enfrentó a Carlos Felpeto. Si bien quedó tercero en esa elección, sumó un caudal de votos más que interesante que, luego, lo proyectaron a nivel provincial, donde llegó a ser legislador.

¿Volverá a calzarse el traje de candidato a intendente? Si no es ahora, cuándo, se preguntan en los pasillos del Concejo.

 

Gabriel Acosta, el perfil independiente

En la lista aparece el nombre del presidente del Club Bolívar, Gabriel Acosta.

En declaraciones recientes el dirigente admitió que le interesaría trabajar en política y en el municipio la frase hizo ruido. ¿Podría ser Acosta la figura que, desde su perfil de independiente, sirva para aplacar la interna de CPU y encaminarse hacia la unidad?

Algunos piensan que sí. Otros directamente lo descartan.

 

Pedrone y López

Cuando Avilés inició su segundo mandato, Horacio Pedrone fue ascendido y juró como secretario de Desarrollo Urbano Ambiental.

Si bien milita dentro del espacio que lidera Gispert, se comenta que el intendente ‘le dio alas’ para que trabaje en su posicionamiento político de cara a 2019.

Algo similar ocurre con Rubén López. El actual secretario de Salud Pública encabezó la lista de concejales en 2011 que postulaba a Rodrigo Serna para la intendencia por el Frente por Carlos Paz. Al poco tiempo nomás se blanquearon algunas diferencias, y López terminó el período siendo, en la práctica, uno más del bloque oficialista. Eso le valió un cargo estratégico en el gabinete de Avilés para esta segunda gestión.

Antes, en 2003, López se había presentado como candidato a intendente por Participación y Cambio. Con nuevos aires y con el aparente aval de Avilés para construir su posicionamiento dentro de CPU desde la cartera de Salud, su nombre se incluyó en esta lista informal de precandidatos. Sin embargo, en los últimos días las versiones lo ubican más afuera que adentro del gobierno, y hay quienes arriesgan que le queda poco tiempo en el gabinete.

 

¿Internas?

Todo es interrogante. Hay un sector de CPU que aspira a que el espacio dirima sus candidaturas en internas abiertas. Una especie de PASO locales, donde cada uno de los grupos que integra la alianza presente sus candidatos, para confluir todos en una propuesta construida a partir de los votos de cada uno.

Pero no todos piensan igual. Por caso, se dice que el Frente Cívico pretende encabezar con Gispert la propuesta oficialista y lo que sí se pondría a discusión es la lista de concejales y tribunos.

 

La reforma de la COM, todo un problema

En medio de este berenjenal de especulaciones, encarar este año una reforma de la Carta Orgánica Municipal como ya lo han planteado públicamente tanto Avilés como Gispert, se presenta más como un problema que como una solución.

El principal escollo es cómo se conforma la eventual lista de convencionales constituyentes.

En condiciones normales, sería el propio Avilés quien, con el aval del rotundo triunfo en las elecciones pasadas, se pondría al frente de la propuesta oficialista.

Pero dicen en los pasillos que el mandatario está reacio a poner en juego aquel 65 % de adhesión en una elección donde hay más para perder que para ganar.

La idea de Avilés, sospechan desde los otros sectores, es “congelar” ese 65 % como un número mágico que le permita surfear por encima de los problemas durante toda la gestión y llegar a 2019 intacto y listo para ponerlo en la mesa de negociaciones.

Claro que esta estrategia sólo le sirve a Avilés.

De no ser el intendente, quien encabece la lista de convencionales se convertirá –automáticamente- en un candidato lanzado si consigue una buena victoria.

Por eso todos se miran de reojo.

Desde el Frente Cívico afirman, por lo bajo y todavía sin ánimo de polemizar demasiado, que por encima de Gispert en esa lista sólo aceptan a Avilés.

Eso acota las posibilidades, y comienza a especularse sobre una eventual fractura de CPU si el Grupo Hipólito busca imponer su propio candidato a cualquier costo.

Sucede que mediados de este año, cuando teóricamente debería realizarse la elección de convencionales, es demasiado pronto para mostrar las cartas. Y Avilés sabe muy bien que apenas esté definido su sucesor dentro del oficialismo, irá perdiendo poder a pasos agigantados.

Por eso, habrá que ver cuál es la postura que toman respecto a la reforma de la Carta Orgánica en marzo, cuando deberían comenzar las gestiones en serio para llamar a convencionales.

Gispert, aseguran desde su entorno, está dispuesto a plantear la discusión a fondo, incluso la necesidad de eliminar la figura del defensor del Pueblo.

Pero el escenario ideal para Avilés parece ser mantener todo en ‘stand by’ hasta 2019, aunque eso signifique que, en 2017, Carlos Paz Unido vuelva a mirar desde afuera la elección del ombudsman.

De todos modos, habrá que esperar a ver cómo se encolumnan los demás espacios internos de CPU.

En este panorama, queda claro que lo más entretenido y picante en lo político-partidario tendrá que ver, al menos en el corto y mediano plazo, con la interna de Carlos Paz Unido con miras a resolver la sucesión.

Esto recién comienza.

 

Nota correspondiente a la edición n° 403 del semanario La Jornada, del 07 de febrero de 2016.