Destacan la necesidad de visibilizar la violencia cotidiana contra la mujer

Por Evelina Ramírez

Según un relevamiento de la revista La Garganta Poderosa, desde el “Ni una menos” hasta estos días, se cometieron 40 femicidios más. 40 mujeres menos. Y Villa Carlos Paz integra esa lista negra. La de mujeres que perdieron la vida por la simple condición de ser mujer.

En las últimas semanas se han repetido acciones ciudadanas tendientes a abordar la temática de la violencia contra la mujer. Es que el tema nos ha atravesado como comunidad y hay un deseo de “hacer algo” para visibilizar la problemática y evitar estos episodios se repitan.

Tertulia Coopi - Violencia contra la mujerUna de esas iniciativas fue la tertulia que la Cooperativa Integral desarrolló el viernes pasado en su sede central. El encuentro estuvo a cargo de las psicólogas Maite Rodigou Nocetti, Alejandra Fisore y Solana López. La actividad se enmarca dentro de las acciones que la institución viene llevando adelante para abordar la cuestión de la violencia contra la mujer en la vida cotidiana, tras el asesinato de Ingrid Vidosa, la joven de 25 años que fue asesinada en el Cerro de la Cruz el pasado 25 de agosto y que trabajaba como cajera en la Cooperativa.

De hecho, desde hace varias semanas que la Coopi viene desarrollando talleres con los trabajadores y trabajadoras de la institución para abordar con seriedad el problema. La intención es trabajar con hechos la consigna “ni una menos”, revisando prácticas del trato diario (ver recuadro aparte).

Entre los presentes estuvieron las concejalas Natalia Lenci (UCR) y Laura Orce (UpD), las amigas y familiares de Andrea Castana, entre los cuales estuvo su papá: Luis Castana. En el encuentro también se hizo mención al caso de Hernán Sánchez, el fotógrafo encontrado muerto en el Cerro de la Cruz el mismo día que Andrea. Y la referencia vino a cuenta del pedido colectivo de justicia y esclarecimiento de su crimen.

 

El género como construcción social

Una de las cuestiones que se dejó clara en la tertulia es que el concepto de género es una construcción social y cultural basada en la diferenciación sexual y que implica la transmisión de los modelos sobre los que significa ser varón y ser mujer. “Los roles, funciones y comportamientos asociados a nuestro género no es algo que viene dado naturalmente, sino que se aprende y se transmite. Muchas veces escuchamos decir que es natural que las nenas jueguen con las muñecas y los varones jueguen a los autitos. No es así. Eso es un aprendizaje que es cultural”, afirmó Alejandra Fissore.

De modo que el primer molde que hay que romper es ese: el de los mandatos sociales. En este sentido, la profesional indicó que estas diferencias culturales asociadas al género son reproducidas y reforzadas por ideologías e instituciones patriarcales. “Lo que hacen estas instituciones es legitimar esos sistemas de subordinación y jerarquías”, afirmó.

En el plano normativo explicó que en Córdoba sigue rigiendo la ley 9283 que encuadra la problemática como “violencia familiar”, distinto de lo dispuestos a nivel nacional que habla de “violencia de género”. “Lo que se pone en cuestión (de la ley provincial) es que invisibiliza que la mayoría de las violencias que se dan dentro de la familia están basadas en la cuestión de género. La mayoría de las personas que hacen denuncias son mujeres”, explicó Fissore y remarcó que la ley nacional es más abarcativa puesto que contempla la violencia que sufre la mujer en distintos espacios y no sólo el intrafamiliar.

La ley provincial establece cuatro tipos de violencias: física, psicológica o emocional, sexual y económica. Otro de los grandes mitos sobre los que hay que romper gira en torno a la permanencia de la mujer en el círculo de violencia. En este sentido, Fissore habló de los distintos momentos en los que se ejerce la violencia y explicó su carácter cíclico e intensidad creciente.

De esta manera detalló que existe un primer momento en donde la agresión se expresa a través de sutilezas como ridiculizaciones y descalificaciones (donde está muy presente la violencia verbal y el maltrato psicológico). Luego viene la etapa del “estallido” que es la violencia en su máxima expresión (golpes, violación); es el momento en el que la mujer puede llegar a pedir ayuda o intentar irse de su casa. La tercera etapa es la de la “luna de miel” en la que el hombre se muestra arrepentido y es la etapa de mayor manipulación psicológica.

Aquí, la profesional reparó en la incidencia que las premisas del “amor romántico” y el “estar juntos para siempre, en las buenas y en las malas” tiene un peso contundente a la hora de que la mujer decida seguir soportando la violencia. “La idealización de la familia nuclear y de que los hijos tienen que estar con el papá, también incide en la decisión de las mujeres”, afirmó.

Insistió en que “las mujeres hacen muchas cosas para sobrevivir a las situaciones de violencia”. “Muchas mujeres viven con la puerta abierta para huir, en caso de ser necesario. Están todo el tiempo pensando en estrategias. Tener la comida lista para la marido, la ropa planchada para que él no se enoje, es una forma de sobrevivir y soportar estas situaciones de violencia”.

 

Lo cotidiano

Seguidamente, la psicóloga Maite Rodigou Nocetti focalizó su disertación en los aspectos cotidianos de la violencia. Mencionó la diferencia salarial, la violencia obstétrica, el acoso callejero entendido como “el abuso del cuerpo dela mujer en el espacio público” y, por supuesto, la violencia y la crueldad manifiesta aun en situaciones de crimen.

En cuanto a lo cotidiano, puso la mirada en los chistes que plantean situaciones de discriminación y que se trata de violencias sutiles que hay que empezar a desnaturalizar. En la misma línea consideró a las propagandas comerciales difundidas por los medios de comunicación,  donde se sigue cosificando el cuerpo de la mujer.

“Encontramos una violencia cotidiana que subyace y es la que posibilita situaciones de violencia más graves”, indicó. Además puntualizó que hay una distancia enorme entre la igualdad de derechos reconocida en la norma y las desigualdades que siguen permaneciendo en estas prácticas. Y añadió: “Esto nos plantea un problema porque aparece una ficción de la igualdad”.

Afirmó que resulta necesario romper con formas de pensar que están muy difundidas e invisibilizan el problema o lo encuadran en estructuras de interpretación que son erróneas. Tal es el caso de frases como “ella se lo buscó”, que responsabiliza a la mujer de la violencia de la cual es víctima. En la misma línea van las interpretaciones que pretenden reducir la problemática a una mera cuestión de clase, siendo que la violencia contra la mujer se replica en distintos sectores económicos y sociales.

También indicó que más que la excepcionalidad de la existencia de un hombre violento y una mujer violentada, hay que reparar en la serie de situaciones violentas que se repiten día a día. “Hay un entramado cultural sobre el cual se han constituido estas violencias”, expresó.

La otra práctica común es la patologización de la violencia hacia las mujeres, explicándolas a través de frases como “está loco”, “es un enfermo”, “es un psicópata”. “Son expresiones que tratan de desvincularnos poniéndolo como un acto patológico, monstruoso e inhumano. El horror o lo inhumano nos impide pensar por qué se llegó a esta situación. Además. Sirve para apartarnos, para decir ‘yo no tengo nada que ver’”.

A partir  de este planteo Rodigou habló de la necesidad de romper con la concepción de la violencia contra la mujer como un asunto privado, sino que se trata de un problema público. “La sociedad y el Estado han permitido que los casos de violencia contra la mujer se repitan”, afirmó. Y remarcó: “No se puede salir con el cartelito de ‘Ni una menos’ y seguir ignorando la violencia cotidiana”.

 

La mujer como cuerpo político

La última disertación estuvo a cargo de Solana López, quien además de ser psicóloga es militante feminista y responsable nacional de género del Partido Comunista. Su exposición le dio una vuelta de rosca interesante al tema, porque habló del cuerpo de la mujer como cuerpo político.

Como militante comunista afirmó que dentro de las discusiones internas de los grupos de izquierda todavía falta reconocer que la lucha de clases implica también una lucha de género. “Muchas veces se planteó que las cuestiones de género eran secundarias y que lo primero que había que hacer era resolver las cuestiones de clases. En el mundo se demostró que hubo sociedades que pudieron avanzar en las condiciones de clases, se hicieron revoluciones y experiencias de socialismo, sin embargo no se pudo avanzar de la misma manera en la igualdad entre los géneros”, expresó.

Y subrayó: “Tanto la lucha de clases como la lucha de géneros son centrales para construir una sociedad democrática y solidaria, a la que aspiramos todos y todas”.

Dijo que para lograr la construcción y difusión de un sistema económico basado en la explotación de un hombre sobre otro hombre (distinción de clase), primero fue necesario que se naturalizara la dominación del hombre sobre la mujer (distinción de género). “De esa manera es posible salir de la familia y pensar que un ser humano puede dominar a otro. Naturalizando el dominio de género también se naturaliza otro tipo de dominio y de ejercicio del poder”, afirmó.

En cuanto al abordaje del cuerpo de la mujer como “cuerpo político” señaló que el neoliberalismo se valió del cuerpo de la mujer “como objeto de consumo al servicio del libremercado”. “Si la mujer es un objeto de consumo, también es un objeto desechable. Por eso su muerte es la última instancia de esa cosificación”, dijo.

Por último, López puso la mirada en el abordaje de que los medios de comunicación hacemos sorbe los casos de violencia hacia las mujeres. En este sentido dijo que existen dos tipos de prácticas que son las más comunes: el negacionismo y el exhibicionismo.

El primero consiste en culpabilizar a la víctima, naturalizar la situación, tergiversar los hechos. El segundo modo implica una nueva cosificación de la víctima y “transformarla en un objeto para mirones”, donde lo que prima es el morbo. “En absoluto esta forma de abordaje construye solidaridad, ni reconstruye la subjetividad, ni repara ningún daño que se haya ejercido sobre la víctima. Por el contrario, lo que hace es adormecernos, neutralizarnos”, dijo.

En este sentido, abogó por la construcción de nuevas formas de comunicación social. “Esas nuevas formas tienen que ver también con cómo la sociedad se va involucrando como protagonista, pensando en el respeto sobre las víctimas, pero pensándolas como sujetos”.

 

Luis Castana: “No creo en la Justicia”

Tertulia Coopi - Violencia contra la mujer - Luis CastanaFamiliares y amigas de Andrea Castana participaron el jueves de la Tertulia en la Coopi. En diálogo con VillaNos Radio, Luis Castana, papá de Andrea dijo que “nunca había participado de una charla así”. “Quizás no lo hubiera hecho si no me hubiera pasado lo que me pasó”, reconoció.

El hombre también se solidarizó con la familia de Ingrid Vidosa y dijo: “Ahora tienen la montaña cerrada. Si lo hubieran hecho cuando mataron a mi hija, quizás hoy lo de Ingrid podría estar totalmente resuelto. Hoy hay un policía ahí abajo, y de qué sirve. Todos los días a regar unas plantas y nadie ve por dónde entro. Pero por lo menos se empezó (a vigilar), a costa de la vida de dos chicas inocentes”.

Por su parte, Analía valoró que Villa Carlos Paz comience a tomar conciencia de lo que está pasando en la ciudad. “Creo que este tipo de charlas sirve, pero hace falta más participación de la gente. Lo más importante que está faltando hoy es que la gente se involucre. No podemos esperar que nos pase a nosotros o alguna persona cercana para empezar a participar.

“Todos somos ciudadanos de Carlos Paz y estamos atravesando cosas duras. Hay que resolver estas cuestiones y la única forma es todos juntos. Que todos pidan justicia y se hablen de estos temas”, afirmó.

Consultado sobre la instancia en la que se encuentra la investigación, Luis respondió que la “causa no está parada”, pero que tampoco tiene fe en el Poder Judicial. “No creo en la Justicia, sino en la gente que está trabajando en el caso de Andrea. La fiscal del caso, los chicos de Homicidios de Córdoba, los detectives. Yo creo en ellos, en la Justicia, nada”.

Al término de la Tertulia, Luis Castana tuvo un encuentro azaroso con el intendente Esteban Avilés, quien se acercó a sacar dinero del cajero automático que la Coopi tiene en su sede central. El mandatario dijo desconocer que se estaba desarrollando una actividad sobre violencia de género en la Coopi. Tras el encuentro fortuito, Castana y Avilés mantuvieron un diálogo en la vereda por varios minutos.

 

La Coopi y un abordaje colectivo de la violencia de género

Desde hace unas semanas que los trabajadores y trabajadoras de la Coopi vienen manteniendo una serie de encuentros para abordar la cuestión de la violencia de género de manera colectiva. En diálogo con VillaNos Radio, Edurne Estevez y Marianela Muro, integrantes del Área de Relaciones Laborales, indicaron que la propuesta nació luego del femicidio de su compañera, Ingrid Vidosa.

“Con el femicidio de nuestra compañera Ingrid Vidosa, se movilizó una gran angustia e impotencia por parte de toda la Cooperativa, en especial de los compañeros que trabajaban cotidianamente con ella. En la marcha que hicimos el 26 de agosto, cuando nos enteramos de su fallecimiento, empezamos a charlar entre nosotros y preguntarnos que podíamos hacer para no quedarnos con esta bronca y poder hacer algo que realmente le sirva a otras personas”, dijo Edurne.

Las reuniones entre el colectivo de trabajadores han sido acompañadas profesionalmente por la psicóloga Alejandra Fissore. Edurne relató que una de las preguntas que salió en los encuentros es si la situación se podría haber evitado. “En realidad, la respuesta a esa pregunta es muy dolorosa. Por eso pedimos la ayuda de una profesional. Pero la intención es comenzar a hablar de esto que nos pasa, pero con la idea de que esto no quede sólo en una catarsis”, dijo.

Por su parte Marianela detalló que el interrogante más recurrente es cómo actuar: “Nos preguntamos ¿de qué manera se puede ayudar al compañero o compañera que está pasando por estas situaciones? Luego se plantea cuáles son los pasos a seguir. Si hay que hacer denuncia, si le recomendamos ayuda profesional. Lo fundamental es tratar de acercarse y demostrar una cierta preocupación por lo que le está pasando”.

Las trabajadoras indicaron que lo fundamental es no negar el problema y abordarlo grupalmente. Que el primer paso puede ser reconocer esas pequeñas agresiones cotidianas que se dan en las relaciones. “Estamos inmersos en una cultura machista que hace que naturalicemos ciertas agresiones”, expresó Edurne y añadió que el primer eje sobre el que se trabajó fue reconocer a la agresión como una condición de conducta pública de la intimidad de la pareja.

“Si una persona viene y agrede públicamente a alguien, por más que sea su pareja o vínculo, estamos en otro contexto”, remarcó.

 

Nota correspondiente a la edición n° 386 del semanario La Jornada, del 27 de setiembre de 2015.

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