“Me pasan el celu y el presidente electo comenzó con un elevado tono de voz a exigirme que debía entregarle bastón y banda presidenciales en la Casa Rosada porque era “su ceremonia” y que si no lo hacía como él decía…
¡La Corte Suprema de Justicia de La Nación! le iba a entregar los atributos, porque ya habían consultado.Debo confesar que me sorprendió la exaltada –eufemismo de gritos- verborragia de presidente electo. (…) A tal punto que en un momento tuve que que recordarle que más allá de nuestras investiduras, el era un hombre y yo una mujer y que no corresponde que me tratara de esa forma.”, contó Cristina.
“El presidente electo siguió gritando y diciendo que no es así, que lo tengo que esperar en la Casa Rosada después de que el jure y hable en el Congreso y allí entregarle el bastón y la banda. Traté de explicarle que después que el jure yo ya no soy más Presidenta y que por eso tengo que entregarle banda y bastón ni bien él termine de jurar en forma simultánea, y es ahí cuando me dice, muy enojado, que yo lo tengo que acompañar -y me vuelve a repetir- porque es “su ceremonia”.
Bueno ahí pensé hasta acá llegó mi amor y le recuerdo 3 cosas: la 1ra, que no soy su acompañante.
La 2da, que el 10/12 no es su fiesta de cumpleaños sino el día que asume como Presidente de todos los argentinos en un sistema democrático al que hay que respetar y que su símbolo mayor es la Asamblea Legislativa donde jura como Presidente y donde quien termina su período le entrega el mando.
La 3ra, que no pienso seguir tolerando en silencio, como hasta ahora, el maltrato personal y público que viene dispensando desde el mismo día en que lo invite a Olivos luego de felicitarlo por su triunfo. Ni tampoco las mentiras que se siguen propalando merced a una impunidad mediática nunca antes vista…”, agregó la Presidenta en otra parte del relato.
Finalmente, y tras enumerar las decisiones tomadas por el gobierno saliente en función de colaborar con la transición y la gobernabilidad futura, la Presidenta calificó al episodio, en función de la tapa del Clarín de hoy: “Lo de ayer no fue una llamada telefónica para hablar sobre ninguna ceremonia. Fue simplemente, una operación mediática más en donde la sociedad debía leer: Macri le ordenó a Cristina que tenía que entregarle la banda y bastón en la Casa Rosada”.
En cuanto a la autoridad de un gobierno o de un presidente: No se construye ni con colores, ni con imágenes y mucho menos gritándole a una mujer. Es algo más simple pero al mismo tiempo difícil. Gestión cotidiana y confianza de la sociedad de que no se va a gobernar en contra de ella.
Mientras tanto en la realidad cotidiana están sucediendo cosas producto de acciones y dichos del futuro gobierno que están afectando y afectarán aún más la vida de la gente. Ya lo dije en YPF hace 2 semanas no dejemos que mientras discutimos banalidades y trivialidades nos pasen los elefantes por detrás.
Una vez más la realidad oculta por la impunidad mediática.”, cerró la primera mandataria.