Alejandro Merlo, el judoca de Villa Carlos Paz que sueña con brillar en el mundo

Por Francisco “Pancho” Ciarez

El pasado fin de semana se desarrolló en Villa Carlos Paz el Campeonato “Centro República de Judo” en las nuevas instalaciones del Hotel Mónaco.

El evento contó con la presencia de los deportistas que participaron en los Juegos Panamericanos de Toronto consiguiendo podios y aportando medallas para la delegación argentina.

Las presencias de Paula Pareto, Cristian Schmidt, Fernando González, entre otros, le dieron un marco estupendo al certamen.

Alejandro Merlo (3)Entre los grandes valores del judo carlospacense, Alejandro Merlo fue tercero en la máxima categoría “Senior hasta 100 Kg” tras caer ante Cristian Schmidt (bronce en el Panamericano de Canadá 2015) y ganar el repechaje ante el villamariense Franco Marusich.

“Ale” Merlo tiene apenas 20 años, pero cuenta con una trayectoria muy favorable, y en estos momentos se puede enfrentar a los grandes exponentes del judo a nivel nacional para sumar experiencia y poder aprender las cosas que todavía faltan pulir. Pero materia prima sobra.

De tantos deportes que practicó, se inclinó más por el judo que fue lo que lo llevó desde muy chico a entrenar, gracias al legado de su padre Víctor. “Ale” empezó con el judo cuando años atrás era algo desconocido para la mayoría de la gente. Entrena en Córdoba, entrena en Carlos Paz, sigue un plan todos los días. Todo gira alrededor de esta pasión.

En diálogo con La Jornada analiza su resultado en el último campeonato donde se codeó con los grandes del judo nacional. Cuenta sus inicios en el deporte y busca proyectar el futuro con la esperanza de poder llegar a un Juego Olímpico o un Panamericano.

Sin lugar a dudas Alejandro Merlo es uno de los máximos exponentes del deporte local. Su madurez deportiva lo llevó a elegir un Sudamericano y Panamericano de la especialidad antes que ir de viaje de estudios en el secundario. Tiene todas sus cartas depositadas en armar su castillo pero teniendo buenas bases, nada improvisado, pasando por las etapas necesarias para que ningún viento lo derrumbe.

Merlo sigue entrenando todos los días, compitiendo, llenando su valija de ilusiones y el sueño tan añorado de poder representar a su país y su ciudad natal en un torneo internacional como en una olimpíada, en este deporte que ama y lo apasiona.

 

– ¿Qué sensación te deja el tercer puesto obtenido en el campeonato “Centro de la República”?

– El campeonato realmente estuvo muy bueno. Había una excelente jerarquía de deportistas, estaban los judocas que participaron en los Juegos Panamericanos de Toronto. En mi caso me enfrenté ante uno de ellos (Cristian Schmidt) en la primera lucha. Empezó la lucha  forcejeando, haciendo “Kumi Kata” que es una de las formas de agarrar o controlar al adversario, hice una mala acción y me tiró de Ippon, caí de espalda al tatami que es donde se realiza el combate, y así terminó la lucha.

En la segunda pelea me enfrenté con Franco Marusich. Cuando comenzamos a luchar me tiró un Yuko, que es uno de los tres tipos de puntos válidos o calificadores que existen en un combate de judo, con el objetivo de  derribar al oponente. Nos separamos de nuevo, nos levantamos. Él en un momento me quiere hacer un lance, cuando está boca abajo me doy vuelta y lo pude agarrar. Lo tuve en retención 20 segundos y gané la lucha.

Hice dos luchas porque cuando perdí la primera fui a repechaje. Ganando el repechaje pude salir tercero y conseguí la medalla de bronce.

 

– ¿Quedaste conforme con la organización?

– Muy contento la verdad. La infraestructura estaba amoldada a las circunstancias. Me gustó mucho. Hubo mucha gente y el nivel fue impresionante. Espero que sigan haciendo torneos acá, es más para el año que viene ya está prácticamente confirmado que se hace de nuevo.

 

– ¿Cómo fueron tus inicios en este deporte?

Alejandro Merlo (2)– Mi papá hacía judo desde los 14 años. Hizo este deporte gran parte de su vida. Cuando tenía 5 años lo primero que hizo fue mandarme a judo. Y ahí empecé, lo tomaba como un juego, era muy chico. Esto fue en Córdoba capital, el profesor era el mismo que tuvo mi papá, Sergio Otiniano. A esa edad arranqué con esta actividad, cada vez me pude adentrar más y más con el paso del tiempo y hasta me acompañaron mis hermanos. Con Rodrigo comencé a luchar en torneos, salir afuera de la provincia, cada vez fue más grande y así comenzó todo.

Lo tomaba natural, con el tiempo te vas acostumbrando. Estaba con mis amigos pero no jugaba al fútbol con ellos. Siempre hice deportes de contacto. Cuando era más chico hacía judo, rugby, natación, palestra y taekwondo, todo junto (risas).

Me incliné por el judo porque era lo que más me gustaba. Cuando entré a la categoría de Infantiles, tuve un viaje a Venezuela y Uruguay que fue el Sudamericano y después Panamericano. Fue ahí cuando me di cuenta y me dije: “Puedo hacer muchas más cosas en este deporte”. Cambié el viaje de estudio en el secundario para ir al Panamericano, decidí hacer eso antes que ir a Bariloche porque ya lo sentía como importante en mi vida.

 

– ¿Cuánto tiempo le dedicas a este deporte?

– Hago la parte física del gimnasio por la mañana dos horas en Córdoba, después salgo a correr una hora por la tarde acá por la Costanera de Carlos Paz y por la noche viajo todos los días de vuelta a Córdoba para hacer judo.

Estuve entrenando con Pablo Biffarella en la parte de gimnasio, la parte de pista también me la da él. A la noche los lunes, miércoles y viernes entrenó con Nicolás Cruces en el Club Atalaya. Los martes y jueves con Andrés Loforte, que ahora es mi “profe” porque es más pesado y me sirve para entrenar en mi peso porque es mi estilo.

No soy de tener una estrategia para cada rival. Mi forma de luchar es no atacar mucho sino dominar la lucha siempre. Cuando agarro en la parte superior del rival trato de aprovechar esa técnica. A veces me juega mal como con Schmidt porque quise hacer eso y me respondió, pero son cosas que se entrenan en lo táctico.

 

– ¿Con la aparición de Pareto y otros exponentes la gente se adentró más en el judo?

– Creo que eso está bueno, que la gente lo conozca. Ver que les gusta, hasta veo gente que se asombra en los combates. Lo que hace espectacular al judo es cuando el rival vuela por el aire. Eso deja expectante al público y más sino conoce del tema.

 

– ¿Quiénes te ayudan y te alientan en esta carrera?

– El apoyo es incondicional de toda mi familia. Mis padres, mi novia, todos mis hermanos y mi abuela me ayudan en esta etapa deportiva y son muy importantes para seguir adelante.

Con este deporte quiero dejar todo, no quiero hacerlo por hacerlo, lo veo como un estilo de vida. Ya forma parte de mí, es parte de nuestra familia.

 

– A futuro, ¿cuál es tu proyección?

– Ahora a lo que apunto es a sumar puntos internacionales porque no tengo en el ranking mundial. Si tengo puntos, me permite salir más afuera porque si no los costos me los tengo que costear todos si quiero ir a un evento importante.

 

– ¿Un sueño?

– El sueño de todos deportistas es llegar a un Juego Olímpico.

Creo que se puede dar, tengo que entrenar demasiado porque el nivel que hay afuera es impresionante. Para hacer podio o salir cuarto tenés que dedicarle mucho tiempo a este deporte.

Es muy difícil porque hay que tener muchas condiciones, en todo sentido, físicas y mentales. Hay que desarrollar toda la parte corporal y mental para poder llegar, y van las dos cosas de la mano. Me estoy entrenando para eso, espero lograrlo.

 

Nota correspondiente a la edición n° 380 del semanario La Jornada, del 16 de agosto de 2015.

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