Por Francisco “Pancho” Ciarez
“El día que creíste que alcanzaste tu potencial completo es el día que no lo has alcanzado, porque todavía tienes el día de hoy”. (Nick Vujicic).
José y Viviana son sus padres. Es el menor de tres hermanos. Nació con una malformación congénita bilateral de los miembros inferiores, pero esto no fue un impedimento para practicar deportes.
Hace un año comenzó a entrenar luego de ver que Santiago Gutiérrez cruzó el lago San Roque por primera vez. Fue en ese preciso momento que encontró esa salida en el deporte para su crecimiento y en febrero de este año participó en el evento “Nademos con Santi”, formando parte del segundo cruce que realizó el mismo Gutiérrez. El pasado fin de semana realizó su primera competencia en la modalidad “Crol” 25 metros en el Polideportivo General Paz en el marco de la tercera etapa de la Liga Municipal (categoría “Pre A”).
Acude a la escuela Intendente Grimberg irregularmente debido a que las prótesis que necesita demoran demasiado tiempo para llegar y se le dificulta su uso para poder concurrir. Esto, sin embargo, no le impide ir todas las semanas a la pileta del Atlético Carlos Paz, junto a la instructora Karina Villareal y los profesores Guido y Alejandro.
Ramiro es una historia que quiebra cualquier barrera de obstáculos. Es el dueño de una vida sin límites, el encargado de ganarle la pulseada a todas las contradicciones. Es una persona que irradia energía. Se nota en su cara, su sonrisa. Es un ejemplo. Un carlospacense que no baja los brazos, como muchos otros, demostrando que a veces la vida es muy corta para andar quejándose y todo lo que se puede soñar, se puede lograr.
Una vida de esfuerzo, dedicación y superación.
José y Viviana cuentan cómo comenzó este primer contacto de Ramiro en la natación a partir de ver en los medios de comunicación las noticias de Santiago Gutiérrez (luego de un accidente automovilístico quedó parapléjico), con el cruce al lago San Roque en septiembre del año pasado.
“Llegamos al Club Carlos Paz gracias a la ayuda de un grupo de personas que encontramos. Santiago Gutiérrez junto con Karina Villareal, que en estos momentos está ayudando a nadar a Ramiro, fue el grupo de personas que hicieron que esto sea posible, que él pudiera nadar”, relata Viviana, la madre de Ramiro.
“Él quería hacer de todo, todos los deportes que se le cruzaban por la cabeza pero por su problema se le dificultan muchas cosas. En la búsqueda de ese deporte, el más completo era la natación. Gracias a ellos y a una beca del Rotary Club, nos dieron un año más para solventar el alquiler de la pileta. Tenemos este año y el otro para usar la pileta del Atlético Carlos Paz”, agrega.
“La idea era traerlo siempre pero no podíamos porque trabajo y se complicaba en principio con los tiempos. Perdimos mucho tiempo en los hospitales, cuando nació y hasta que en un momento lo único que queríamos era traerlo a nuestra casa”, dice José.
“Hicimos todos los estudios habidos y por haber y no se encontró nada. Al último, nos dijeron que era un caso en un millón. Querían seguir por nosotros y nuestra familia pero tenemos a un hijo de 21 años y una nena que tiene 13, que no tienen ningún problema. La idea era que nadara, es el lugar donde se siente mejor. Se siente como un pescadito en el agua. Gracias a Dios un día apareció en nuestras vidas Santiago (Gutiérrez), y Pablo Pomata y “Kari” (Villareal) se acercaron a nuestra casa. Le empezaron a enseñar ellos, siguió “Kari” y se acercó el profesor Alejandro. Estamos agradecidos a todos”, completa el padre.
“Él no tenía desarrollada la espalda y tenía principio de escoliosis. La parte de la espalda y la cola nunca la tuvo, así que era todo derecho. Tampoco tenía los músculos de las piernas, pero la natación lo ayudó en su desarrollo. Se le está armando la espalda. Él es un amante del agua. Cuando llovía salía a jugar al patio de la casa, nos empapábamos enteros, pero Ramiro decía que tenía que estar debajo de la lluvia. Hasta hoy, si llueve siempre está afuera”, recuerda la madre.
Las prótesis, un problema y una necesidad
“Rami” nació con una malformación congénita bilateral de los miembros inferiores. Es genético y lo obliga a caminar asistido por ortopedia. En el colegio va bien, pero a veces tiene que faltar debido a que por el uso las prótesis ya cumplieron su vida útil y con el crecimiento de Ramiro necesita el recambio antes de los ocho meses para poder desarrollar un mejoramiento en su cuerpo. Esto es prácticamente fuera de tiempo ya que desde la nación y la obra social se tarda más de la cuenta.
“El único problema que tenemos es con el tema de las prótesis. Él tenía una pensión, de ahí le dieron una obra social (ProFe). Es complicado porque para su crecimiento es conveniente cambiar las prótesis cada año. Lo mejor es cada ocho o nueve meses, dependiendo del crecimiento, pero prácticamente es cada año y medio. La obra social siempre se alarga con el tiempo. Lo que nosotros pedimos es eso, que trate el gobierno nacional que sea un poco menos de espera, porque nosotros no pedimos más nada que eso”, aclara Viviana.
“Lleva mucho papeleo, eso lo sabemos. Pero deberían ser más humanos porque Ramiro hay días que falta al colegio porque se empieza a sentir incómodo con la prótesis, le va quedando chica y no le entra o se lastima. Se le está formando una marca a los costados por el roce de la prótesis, porque le queda chica”, agrega José.
“Seguimos esperando la prótesis, están en compra, le llaman ellos, esperan tres tipos de presupuestos y ahí elijen la de menor costo. Hemos tenido muchos problemas con este tema, porque la mayoría no le han dado en la tecla, tuvimos que rechazar algunas que venían y seguir esperando. Estuvimos dos años esperando en un momento para que llegue la ideal. Estas últimas tardaron dos años, y son de la marca que habíamos pedido, porque es la que recomendó la doctora. Tenemos muchas cosas buenas y en contra. Es una espera que en el año se torna larga. En abril entraron los papeles, en mayo entró en compra, estamos en octubre y todavía seguimos en espera. Es el único problema. Nunca recibimos ayuda de ningún lado. No buscamos ayuda de nadie, solamente lo que necesita que son las prótesis. Es lo único que pedimos, porque en lo demás tiene de todo”, reclama el papá.
Todo es posible
Ramiro Carrizo, con su edad y con todas las complicaciones sigue demostrando que no hay nada imposible y logra ser el máximo responsable de que su familia siga adelante.
“Es el corazón de la familia. Es el motor sin lugar a dudas. Sin él todo sería distinto .Es un V8”, se ríe José.
“Nunca triste, se levanta contento. Tiene todo su humor. Es la luz de la casa. Trasmite vida. Te da todas las ganas de seguir. Por ejemplo hay días que decís que no llegue y él se levantó, te dice: ‘Hola Ma!!! Despertate’, con todas las ganas, lo que te obliga a ponerte las pilas sí o sí porque él te hace levantar el ánimo de inmediato. En casa anda sin las prótesis, no le hace falta. Se sube a los árboles, anda en la tierra, usa bici también. La bici era un problema. Llegó ese momento que no quería andar sin rueditas y como madre no lo dejaba, por precaución. Él no quería andar más con ruedas, aprendió con un primo andando solo. Él quiere y busca hacer cosas. Y siempre le pusimos de metas que todo lo que quiera hacer, todo lo puede hacer. Esa es la meta que siempre le dijimos”, relata con emoción la mamá de Rami.
“Queremos agradecer el apoyo incondicional de Santiago Gutiérrez y su grupo. Karina, que hay días que no viene con ganas de nadar y le tiene que sacar esas ganas para que nade. Mucha gente como Sandra Bohn y Rodolfo Cavillón, que le ha comprado traje de baño, gorros. Hay un grupo de gente que está pendiente de Ramiro así que le agradecemos de corazón”, finaliza Viviana.
El héroe anónimo de Villa Carlos Paz
Ramiro sin lugar a dudas se ha convertido en un ejemplo para sus pares y para todo aquel que piensa que hay cosas que pueden hacer que los sueños no se pueden realizar.
Santiago Gutiérrez relata cómo fue el primer contacto con “Rami”, siendo el referente para que comience a nadar. “La historia con Ramiro comienza cuando Karina me trae el dato, y en ese momento un rumor que había un nene con discapacidad que se había enterado de mí acerca del cruce que habíamos hecho por el lago San Roque, en ese año, y me quería conocer. No hubo forma de conseguir el número de teléfono o el dato. Cuando fui a Colombia en Calí estaba conectado a internet por Facebook, y me comentan que había una mujer en Tanti que tenía el dato del nene. Después de Calí fuimos con Silvana a conocerlo. Nos impactó la determinación de querer nadar, ya que no encontraba deporte idóneo por causa de las prótesis. Entonces le propusimos nadar, e inmediatamente dijo que el próximo entrenamiento iba a estar, cosa que hizo. Nos llamó poderosamente la atención, la capacidad de aprender, es un niño muy inteligente, es un niño muy obediente, muy educado. Los padres están realmente contentos y vieron progresos apoyados por Karina, que nunca lo abandonó y permanece hasta hoy. Se agregó Alejandro ahora como profesor de natación. Disfrutamos momentos muy bonitos con Ramiro. Compartimos tiempos muy lindos con él. Gracias a Dios estuvo conmigo nadando conmigo en el último cruce al lago San Roque y ya hizo su primera competencia saliendo en el segundo lugar. Es muy bueno y muy positivo para él. En la discapacidad nadie te regala nada y Ramiro no es la excepción. Ramiro se está ganando su posición y todo lo que hace lo logra con mucho sacrificio y ayuda de la familia, y Karina sobre todo. Está logrando sus metas. A pesar de su edad y sus cosas, nos está demostrando como él está saliendo adelante”, destacó.
Por su parte, Karina Villareal, la instructora y responsable que semana tras semana Ramiro haga trabajos que le permitan seguir progresando en la natación, cuenta sus detalles sobre esta historia. “Ramiro empezó a hace un año a ir a la pile sin saber ni siquiera flotar, pero en pocos días ya estaba nadando, le gusta mucho nadar por debajo del agua. Le voy a enseñar a bucear porque realmente le gusta mucho estar bajo el agua. Esto le ayuda mucho a fortalecer sus músculos y esto se ve reflejado ya que después de un año Ramiro está compitiendo con chicos sin ningún problema físico. Le gustan los desafíos, siempre le tengo que estar enseñando algo nuevo y se enoja cuando no le sale pero no se da por vencido”, subrayó.
Nota correspondiente a la edición n° 388 del semanario La Jornada, del 11 de octubre de 2015.