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Qué establece la reforma de la ley de Educación Sexual Integral y quiénes se oponen

Por Agustina Sosa

Luego de que la Cámara de Diputados debatiera y obtuviera dictamen en septiembre sobre la reforma de la ley de Educación Sexual Integral (ESI), las posturas enfrentadas tensionaron aún más el ambiente que ya se encontraba tirante debido al proyecto de legalización del aborto. Como respuesta a la discusión parlamentaria que logró reunir a las Comisiones de Educación y Familia, Mujer, Niñez y Adolescencia en la Cámara Baja, decenas de movilizaciones se llevan a cabo tanto en el plano terrenal como virtual.

 

Una discusión parece haber llegado para quedarse en nuestro país más allá de los resultados que se plasmen en el tablero del Congreso, y es la que hace alusión al derecho sobre nuestro propio cuerpo. Luego de que el proyecto de legalización del aborto no consiguiera los votos necesarios para ser aprobado en el Senado, un argumento quedó flotando en el aire y es el de acentuar la educación sexual como manera de prevenir o evitar embarazos no deseados. Sin embargo, desde el sector celeste (autodenominado “pro vida”) muchos parecen oponerse a que dicha educación sea de carácter público y obligatorio, ya que consideran que la ley de Educación Sexual Integral reproduce una ‘ideología de género’ perjudicial para los niños en edad escolar.

Pero, ¿no se trata de una ley ya aprobada? Efectivamente, la ley de ESI fue sancionada por el Congreso nacional en 2006. Esta ley dio nacimiento al Programa Nacional de Educación Sexual Integral que establece que todos los niños, niñas y adolescentes tienen derecho a recibir una educación de este tipo tanto si concurren a establecimientos públicos de gestión estatal como a establecimientos de administración privada, sin tener en cuenta la orientación religiosa. Dentro de los propósitos de la ley podemos ubicar la intención de “promover actitudes responsables ante la sexualidad”, “prevenir los problemas relacionados con la salud”, “procurar igualdad de trato y oportunidades para varones y mujeres”, entre otros ítems.

Pero fue recién en 2009 cuando el Ministerio de Educación de la Nación elaboró y distribuyó materiales educativos para que los docentes hablaran sobre la capacidad de ejercer derechos, respeto a la diversidad sexual, el cuidado del cuerpo, la equidad de género, la valoración de la afectividad.

Esta voluntad de formar educadores en el ámbito de la educación sexual fue seriamente cuestionada por sectores más conservadores y/o religiosos o bien ignorada por muchos directivos de los establecimientos educativos argentinos ya que –además de preconceptos personales- argumentan una saturación de inconvenientes o incapacidad para llevar a cabo esta materia frente a otras problemáticas.

Por esa razón (y en consecuencia del fuerte debate de estos últimos meses sobre salud pública, derecho sobre el propio cuerpo y embarazo adolescente) los sectores que promueven una reforma a la Ley de Educación Sexual sostienen que es necesario:

 

El mito de la “ideología de género

Con los hashtag #ConMisHijosNoTeMetas y #NoESIconIdeologiaDeGenero una fuerte campaña en contra de la reforma de la ley ESI se lleva a cabo en las diferentes esferas virtuales. Entre los argumentos podemos encontrar flyers que proclaman que esta ley “provoca confusión en la identidad sexual del niño. Porque se impondrá la exploración sexual mutua, entre los niños, obligándolos a prácticas homosexuales”. También, circula un audio por WhatsApp de un supuesto pastor evangélico que afirma que los docentes obligarán a los estudiantes a desnudarse, tocarse las partes íntimas, practicar posiciones sexuales de hombres con hombres y mujeres con mujeres, y que está previsto que los niños asistan a la escuela vestido como niñas y las mujeres como varones. Otro de los mitos fuertemente instalados es que la ley ESI contempla la visualización de videos pornográficos en los jardines de infantes.

No obstante, en todos estos casos los argumentos son falaces ya que lo que en realidad dice la ley 26.150 es que la educación sexual integral debe ser “respetuosa de la diversidad sexual y de género, con carácter informativo, basada en conocimientos científicos y laicos”  pero de ninguna manera obliga a los estudiantes a practicar ningún tipo de actividad sexual o a los docentes a distribuir material pornográfico entre los alumnos.

Lo único que indica la ley ESI es que, en la etapa inicial entre los tres y los cinco años, la forma de enseñanza sea didáctica con el fin de propiciar “hábitos de cuidado de uno mismo, de los y las demás”.

 

La implementación de la ley ESI ayuda a detectar casos de abuso sexual infantil

Tal como informa una estadística difundida recientemente en el marco de la campaña “Rompé El Silencio”, impulsada por el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) y el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, una de cada cinco chicas y uno de cada trece chicos sufrieron abusos sexuales.

Es por esa razón que Sebastián Cuattromo, miembro del colectivo “Adultxs por los derechos de la infancia”, aseguró a la agencia Télam: “Si se aplicara la ley de ESI, con sus contenidos y perspectivas, seguro se generarían en las escuelas los ámbitos para que los chicos se sintieran habilitados a poder contar sus emociones y vivencias”. Además, agregaron desde ese espacio: “La ESI permitiría revisar los modelos de relación abusiva que viven los niños en las casas y en las propias escuelas; y esto no sólo se limita al abuso sexual, sino también a otras formas de maltrato porque la ley sirve también para hablar de cómo se construyen los vínculos”.

Otro de los puntos claves de la relevancia de la Ley de Educación Sexual Integral es la importancia a la hora de prevenir embarazos adolescentes: “En Argentina, cada año, 120 mil adolescentes menores de 19 años son madres y cada día nueve niñas de entre 9 y 14 años dan a luz, en un 80 por ciento producto de abusos intrafamiliares” según comenta la educadora Laura González Velasco, miembro del Consejo Económico y Social y de MuMaLa (Mujeres de la Matria Latinoamericana).

 

Qué establece la ley ESI para las familias y los docentes

Tal como informa el sitio web sobre el Programa Nacional de Educación Sexual Integral, en abril de 2011 organizaciones sociales, expertos/as en educación y el Fondo de Población de Naciones Unidas lanzaron la “Revista ESI para charlar en familia”. Este producto tuvo como objetivo brindar una herramienta a las familias para poder crear un espacio de confianza con los chicos y poder abordar “una mirada libre de discriminación y respetuosa de los derechos”. Además, se acompañó el lanzamiento con un spot audiovisual en el que participaron distintos actores y actrices compartiendo anécdotas sobre el imaginario de la sexualidad en sus infancias.

En tanto que para el rol docente, la ley permite una formación amplia incluso para trabajar sus propias incertidumbres y prejuicios o estereotipos, para poder así “separar su responsabilidad en cuanto a la educación sexual del terreno de las opiniones y experiencias personales.” Esta preparación consiste en un manejo crítico de mensajes e información relativos a la ESI a partir de una formación pluridisciplinaria para fortalecer el lugar y la responsabilidad que tienen los docentes en su carácter de adultos frente a los niños, niñas y adolescentes.

 

Quiénes son las principales organizaciones que se oponen a la implementación de la ley ESI

Bajo la consigna “Educación sexual para prevenir SI, ideología de género para adoctrinar NO”, diversas agrupaciones convocan a seguir oponiéndose a las reformas en la Ley de Educación Sexual Integral. Dentro de los grupos denominados “ProVida” se destacan Marcha por la Vida, Red Ciudadana, Estilo de Mujer, CREDEP, Fundación Libre y Rosario te quiero Provida, entre otras.

En la página web www.conmishijosno.com podemos encontrar un manual titulado “Ideología de Género, mitos y verdades” que, según estos sectores, contiene ‘sencillas explicaciones científicas, psicológicas, políticas e históricas para entender y actuar’.

El manual incluye cinco puntos entre los que podemos mencionar el rol de las familias y sus derechos, el rol de la escuela, mitos revelados y propuestas. Entre las definiciones, los grupos opositores a la implementación obligatoria de la actual ley proclaman que: “El hombre y la mujer no son oponentes que superar; no queremos un nuevo sexo fuerte. Es necesario construir desde las diferencias y la complementariedad respetando la naturaleza, igualdad de trato, de consideración y de oportunidades de acuerdo con las capacidades de cada uno, recuperando postulados equilibrados”.

Además, en este sitio podemos encontrar que se responsabiliza a un supuesto “marxismo cultural” que ha “permeado todos los estamentos sociales, que lamentablemente podemos afirmar que tanto las políticas de izquierda como de derecha han sucumbido ante sus premisas llevadas a cabo en pos de la ideología de género”. Señala que la ley ESI es utilizada bajo “técnicas de manipulación de masas” y culpabiliza al “feminismo radical” de “victimización y exaltación exagerada de la mujer; cultura de sospecha frente al varón al que se acusa de ser la raíz de muchos males”.

En este portal también se denuncia una supuesta “dictadura ideológica”, que consiste en un ‘pensamiento único y rechazo frontal y beligerante a todas las ideas contrarias al pensamiento totalitario’. En ese sentido, aseguran que hoy en día nos encontramos bajo una ‘oposición a cualquier postura conservadora tachándola de homófoba, fascista y represora’.

Por lo visto, el sitio no escatima en categorizaciones y asegura que estamos frente a una “destrucción ontológica del ser humano” ya que se hoy se puede ‘redefinir’ el género ‘sin ningún tipo de limitaciones’.

Con un tono claramente apocalíptico, el texto finaliza sentenciando que “la deconstrucción del ser humano lo llevará al caos y extinción, como ya hemos hecho con la naturaleza y otras especies”.

Es así que, desde su creación, la ley de Educación Sexual se ha visto constantemente interrumpida ya sea por dificultades presupuestarias y falta de capacitación docente, como así también a causa de una fuerte resistencia religiosa y cultural de distintos sectores de la sociedad.

Dichos frenos parecen seguir siendo consistentes aun cuando los problemas de una desinformación respecto a métodos anticonceptivos, respeto del propio cuerpo, abusos sexuales infantiles y respeto a la diversidad sexual y de género siguen latentes en nuestro país.

 

Nota correspondiente a la edición n° 534 del periódico La Jornada, del 31 de octubre de 2018.

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