Hijo de desaparecidos, Álvarez abordó el tema de la marginalidad y el flagelo del narcotráfico usando su propia vida como ejemplo. “A la edad de 7 años cuando un niño va a la escuela yo tuve que salir a trabajar y así conocí todas las formas de dolor por las que pasa un chico. Por eso entendí que los chicos están a merced de muchos que se quieren aprovechar y comerciar con ellos con la droga y el alcohol. Eso sigue pasando en nuestro país y tenemos que luchar con todas nuestras fuerzas para erradicarlos”, afirmó ante una nutrida concurrencia.
Nota correspondiente a la edición n° 438 del semanario La Jornada, del 16 de octubre de 2016.