Los XVII Juegos Panamericanos se inauguraron con una fiesta espectacular en Toronto

Con una puesta en escena moderna, muy buena música y un show creativo y emotivo, que tuvo como protagonistas a los deportistas y estuvo a cargo del prestigioso Cirque du Soleil, Toronto inauguró oficialmente la 17ma. Edición de los Juegos Panamericanos con una ceremonia de Apertura espectacular.

XVII Juegos Panamericanos - Fiesta apertura - TélamLa estética del espectáculo y el escenario, del que participaron 625 artistas con 1000 horas de ensayo encima, se basó en el mundo de las Primeras Nacionales de la región, con referencias culturales indígenas ancestrales. Cuatro islas representaban el presente, el futuro, los sueños y la realidad.

El dos veces campeón olímpico y triple campeón mundial, el canadiense Donovan Bailey, protagonizó un video donde se tiraba desde la CN Tower y terminó bajando colgado de un arnés por el escenario del Rogers Centre con la antorcha.

El legendario velocista compartió el segmento previo –con traspaso de antorcha- con el equipo de relevo de 4×100 que conquistó el oro olímpico para Canadá en los Juegos de Atlanta 1996, Carlton Chambers, Robert Esmie, Glenroy Gilbert y Bruny Surin, quien finalmente le entregó la antorcha a Bailey en el “Edge Walking” de la Torre CN, a más de 300 metros de altura. Bailey, a su vez, le pasó el fuego a la joven clavadista Faith Zacharias, de 15 años.

Después del himno canadiense, interpretado por la Orquesta Sinfónica de Toronto, se dio paso al desfile tradicional de las 41 delegaciones. Argentina, con el ciclista Walter Pérez como abanderado, encabezó el desfile con uno de los grupos más numerosos junto con Brasil y Estados Unidos.Lo cerró Canadá, que se llevó la mayor ovación en el Rogers Centre, casa de los Toronto Blue Jays de béisbol (tiene techo retráctil), repleto con 45.000 espectadores que pagaron entre 90 y 300 dólares estadounidenses por una entrada. Las cientas de personas que no consiguieron boletos, agotados desde enero, pudieron seguir la Apertura en la pantalla gigante en el Nathan Phillips Square, cercano al estadio.

A diferencia de otras ceremonias, donde los desfiles cerraban la fiesta, esta vez los atletas pudieron vivir desde un palco preferencial todo el espectáculo, inspirado justamente en ellos, que mediante trabajo arduo y perseverancia superaron adversidades y están por completar el sueño por el que lucharon tanto tiempo.

Resultó un hermoso despliegue de danzas, acrobacias, destrezas físicas notables, luces, imágenes, sonidos y color, en más de diez actos, que durante dos horas y media entretuvo a protagonistas y espectadores de la cita deportiva más importante del continente.

Después vino algo de protocolo: atletas y personalidades canadienses, quienes ingresaron con las banderas panamericana y olímpica, que fueron izadas. Atletas, jueces y oficiales tomaron el juramento panamericano, y luego hubo discursos de Saad Rafi, director ejecutivo del Comité Organizador; de la ex atleta Alexandra Orlando y del uruguayo Julio Maglione, presidente de la Organización Deportiva Panamericana (Odepa) y sucesor del histórico mexicano Mario Vázquez Raña.

Vázquez Raña, titular de la Odepa desde 1975 hasta su muerte, en febrero de este año, fue homenajeado durante la ceremonia con un video especial.

Para el final quedaron los últimos relevos de la llama panamericana y el encendido del pebetero de los Juegos, a cargo del legendario jugador de básquet de la NBA, Steve Nash, actual gerente general del seleccionado canadiense, quien se encontraba mezclado con el público al momento de recibir la antorcha.

El encendido del pebetero sobre el escenario dio lugar a los fuegos artificiales en la zona del Rogers Centre y desde la altísima y característica CN Tower. De esta forma, los XVII Juegos Panamericanos quedaron oficialmente inaugurados.

 

Télam

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