#LVHA | “En la Villa hecha ajedrez, nunca un peón se come al rey”. Esta vez, desde la Plaza del Avión, Tórtolo y Gómez analizan el escándalo del defensor del Pueblo y el cierre de una campaña que dejó más papelones que ideas.
El cielo celeste, la bandera flameando y el clásico tablero al lado del mástil: así arranca el quinto capítulo de “La Villa hecha ajedrez”, el espacio donde la política de Villa Carlos Paz se analiza con sarcasmo, ironía y algunas jugadas alfiladas. Y sí, como diría Mollo, “en la Villa hecha ajedrez, nunca un peón se come al rey”, aunque a veces el autopercibido rey se mande una de película clase B.
Luis Tórtolo y Alejandro Gómez se encontraron esta vez en la Plaza del Avión, la del CAS, ese rincón que rinde homenaje a Malvinas con una figura de las islas incrustada en el piso del mástil. Tórtolo, que parece tener una explicación para todo, arrancó contando el porqué del relieve en el mosaico patrio… y, entre chistes y comentarios, se pasó sin escalas al último traspié de Boca en el Mundial de Clubes. Pero claro, lo fuerte vino después.
La elección del defensor del Pueblo del próximo domingo 29 de junio se coló enseguida en el tablero. Y con ella, el escándalo protagonizado por el actual defensor, Víctor Curvino, que se volvió viral por un video en el que se lo ve manejando con una copa en la mano. No de ajedrez, justamente.
Las repercusiones políticas no tardaron: repudios de todos los colores, pedidos de renuncia, cruces entre referentes, y una indignación generalizada que cruzó el tablero de punta a punta. En medio de denuncias por uso de recursos públicos en campaña, apatía ciudadana y un clima espeso, el video fue la frutilla del postre de una campaña que se va con más pena que gloria.
Mientras la ciudad se encamina a votar a su próximo defensor o defensora del Pueblo, el clima está más para jaque mate que para democracia vibrante. Y aunque la gran frase de Bilardo –“es gatorei, señorita”– quiso meterse en la conversación, se quedó corta para describir el bochorno que protagonizó quien, paradójicamente, debía defender al Pueblo.